Ante las noticias sobre la implantación de una nueva legislación que prohíba la utilización de bolsas de plástico, la Asociación de Empresas de Plástico de nuestro país ha puesto de manifiesto que, en realidad, la reducción del impacto ambiental que supondría la eliminación de las bolsas de plástico sería muy pequeña y, sin embargo, pondría en peligro más de 100.000 puestos de trabajo.
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Como casi siempre, las mejores soluciones no son las más drásticas sino aquéllas que tienen en cuenta los distintos intereses en juego. Por esta razón, Mavesa intenta, en todo momento, concertar los deseos de sus clientes, sus economías (y las de los consumidores finales) y la imprescindible conservación del medio ambiente. Y, por ello, dentro de nuestras posibilidades, seguimos una política de diversificación de la oferta de productos a nuestros clientes; así Mavesa puede fabricar los siguientes tipos de embalajes:
Bolsas de papel: en comparación con el plástico su precio es muy superior, aproximadamente 20 veces el precio de una de plástico. Su uso también es diferente pues no se puede utilizar para transportar pesos elevados o producto húmedo, por ejemplo congelados. Su precio elevado también es un handicap para empresas cuyo margen comercial sea bajo ya que el precio de las bolsas de papel es un coste añadido importante al precio final del producto.
Bolsas de polietileno y polipropileno: Estos materiales son los más económicos de los fabricados por Mavesa. Son materiales reutilizables, es decir reciclables. Se incluye en la impresión de las bolsas un logo que recuerda al usuario su obligación de contribuir a la conservación del medioambiente, deshaciéndose de la bolsa, una vez utilizada, en un contenedor amarillo, el indicado para los residuos plásticos. La ventaja de este producto es desde luego el precio. Dentro de este apartado, y a petición del cliente se pueden fabricar bolsas reutilizables por los usuarios, esto es bolsas con un grosor superior al normalmente utilizado (50 micras frente a las 15 micras habituales), con lo que quedaría desterrada la bolsa de “un solo uso” y se utilizaría la bolsa de plástico unas 10/12 veces antes de depositarla en un contenedor amarillo.
Bolsas oxodegradables: Son las fabricadas con un polietileno al que se añade un aditivo que hace que estos materiales se degraden con mayor rapidez, convirtiéndose el plástico en polvo con el paso del tiempo y la acción atmosférica. Las bolsas fabricadas con estos materiales cuestan un 30% más que la misma bolsa fabricada en material tradicional y duran entre 1 y 3 años, dependiendo de su conservación, después el plástico se oxida, ya que el aditivo añadido durante su fabricación, acelera la degradación del polietileno.
En conclusión, se puede afirmar que, en estos momentos, no existe una alternativa única y clara al plástico. Por el contrario, la posición más inteligente es la utilización de todas y cada una de las posibilidades con las que contamos de la forma más adecuada para cada caso concreto, conjugando todos los intereses en juego con el fin de alcanzar la solución que mejor satisfaga los intereses individuales y colectivos en su conjunto.
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